La buhardilla de la Bohème es un airbnb
Apología del vino y la tertulia
Llevo unos días en Madrid ensayando y alternando cuando finalmente, el lunes sin previo aviso, como siempre ocurren las cosas de interés, asistí a una tertulia. Fue una tertulia al uso, aunque no se dio ni en el café Gijón ni tan siquiera en el Ateneo sino en un bar de La Latina con un maravilloso camarero que entendía nuestra sed y nuestra verborrea.

Yo había quedado a tomar un vino con un amigo que también tiene el vicio de escribir. En el bar nos encontramos con otro amigo apegado a la costumbre de juntar palabras y rellenar copas… Y así, sentados en la terraza, pues en Madrid el verano se resiste a terminar, fuimos paseando por los motivos que nos llevan a escribir. Discutimos el origen de esa pasión, discutimos la función de tal vicio, pues algunos creen que la tiene, nos contamos argumentos y, en algún momento nos desencaminamos y hablamos del culebrón político. Rápidamente, no se cual de los tres, hizo un giro de volante y nos condujo de nuevo a una discusión de artesanos, hablando del arte, del oficio y abandonamos la repetición de opiniones escuchadas acerca del tema político que la prensa o las redes habían decidido como caudal para esta semana.
Aujourd’hui l’espace est splendide !
Le vin des amants.- Charles BAUDELAIRE
Sans mors, sans éperons, sans bride,
Partons à cheval sur le vin
Pour un ciel féerique et divin !
Fuimos vaciando botellas y el vino como si quisiera hacer honor a los versos que le escribió Baudelaire nos animaba en la conversación. Luego ya volviendo para casa, no pasé por el callejón del gato ni inventé el esperpento, seguramente porque no salió solo de la tertulia y el vino sino de una mente genial… Pero también puede ser que no descubriera el esperpento porque tuve que irme en dirección contraria, a mi cama en las afueras de Madrid, pues la Bohème ya no puede vivir en el barrio viejo, está plagado de Airbnb.
